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Por
Valeria Allegrucci*
Este libro-álbum publicado
por la editorial Océano Travesía es una reescritura en forma de parodia del
cuento tradicional de Caperucita Roja. Cuando decimos parodia, nos referimos a
una transformación que reinterpreta a un texto original, en este caso, en clave
cómica, con un humor llevado al extremo a través de las inversiones. Una
primera inversión evidente es que en esta reescritura el protagonista es el
libro. El pequeño libro rojo nos
cuenta una o dos historias. De un lado una maestra ratona a punto de empezar a
leerles un cuento a sus alumnos ratones y hablándoles sobre el cuidado de los
libros. Por otra parte, una niña que lleva un libro a su abuela, que en el
camino se encuentra con el lobo y ya veremos cómo ese libro la terminará
convirtiendo en una heroína cuando salva a su abuela.
En principio, nos resulta
provocativo el hecho de que la niña utilice las páginas del libro para juntar
moras o que termine arrojando el libro al fuego pero cuando volvemos a leer,
nos damos cuenta de que el autor desde la contratapa viene advirtiendo “almas
sensibles y amantes de las historias abstenerse” y también desde el epígrafe
comprendemos un poco más, así dice: “El único verdadero poder revolucionario es
el poder de inventar” (Joseph Beuys). Brasseur nos podría estar sugiriendo que
de algún modo la historia de Caperucita Roja ya la sabemos todos, en definitiva,
“la historia está quemada”, haciendo alusión a la parte final, entonces, inventemos
nuestras propias historias. De todos modos creemos que la parodia se sostiene
por el humor, el modo original en que están trabajadas las inversiones y la
provocación no sólo a un lector niño sino también a un lector adulto.
El hipotexto al que hace
referencia puede ser en parte la Caperucita de Perrault porque no aparece tan
vedada la referencia sexual, ya que la niña es atrevida, muestra la panza y el
lobo además es deportista.Esta niña que nos presenta el autor en este
libro-álbum escapa de la imagen que teníamos de Caperucita en las versiones de
Perrault y Grimm. Es una niña que no tiene miedo, está enamorada de un
compañero de escuela quizás, es resolutiva y es una heroína. Pero se diferencia
de la versión mencionada y se asemeja más a la versión de Grimm cuando al final
la niña salva a su abuela y ambas descansan frente al fuego, tranquilas y sobre
la piel del lobo. Se trataría de un final feliz, al menos para la abuela y la
niña ¿y para el libro? La respuesta nos lleva a un debate profundo y esto es lo
interesante de esta obra maestra, que nos interroga desde la tradición y la
reescritura. ¿Qué está bien o qué está mal? Está bien que aprendamos a cuidar
los libros, a amarlos pero ¿qué sucede cuando los niños ratones quieren
escuchar la historia y la maestra nunca empieza a contarla, acaso no es eso
terrible? La imagen final del libro prendiéndose fuego es una imagen muy
controvertida ya que inmediatamente nos lleva a pensar en nuestra propia
historia como sociedades y en algunas situaciones como la quema de libros
durante los gobiernos dictatoriales, que no queremos que se vuelvan a repetir.
Sin embargo, podemos hacer otra interpretación que tiene que ver con la idea
global del libro de Brasseur y es la de la importancia de alimentar la
imaginación y no perder nunca el poder de inventar.
*Valeria Allegrucci es Profesora en Letras por
la UNLP y se desempeña como docente en diferentes escuelas del nivel secundario
y en el Instituto Superior de Formación Docente La Anunciación. Actualmente
cursa el tercer Seminario de Literatura Infantil y Juvenil dictado por Cristina
Blake en la UNLP.
1 comentario:
Gran reseña!
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