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27 de junio de 2014

El pequeño libro rojo de Philippe Brasseur


3-
Por Valeria Allegrucci*



Este libro-álbum publicado por la editorial Océano Travesía es una reescritura en forma de parodia del cuento tradicional de Caperucita Roja. Cuando decimos parodia, nos referimos a una transformación que reinterpreta a un texto original, en este caso, en clave cómica, con un humor llevado al extremo a través de las inversiones. Una primera inversión evidente es que en esta reescritura el protagonista es el libro. El pequeño libro rojo nos cuenta una o dos historias. De un lado una maestra ratona a punto de empezar a leerles un cuento a sus alumnos ratones y hablándoles sobre el cuidado de los libros. Por otra parte, una niña que lleva un libro a su abuela, que en el camino se encuentra con el lobo y ya veremos cómo ese libro la terminará convirtiendo en una heroína cuando salva a su abuela.
En principio, nos resulta provocativo el hecho de que la niña utilice las páginas del libro para juntar moras o que termine arrojando el libro al fuego pero cuando volvemos a leer, nos damos cuenta de que el autor desde la contratapa viene advirtiendo “almas sensibles y amantes de las historias abstenerse” y también desde el epígrafe comprendemos un poco más, así dice: “El único verdadero poder revolucionario es el poder de inventar” (Joseph Beuys). Brasseur nos podría estar sugiriendo que de algún modo la historia de Caperucita Roja ya la sabemos todos, en definitiva, “la historia está quemada”, haciendo alusión a la parte final, entonces, inventemos nuestras propias historias. De todos modos creemos que la parodia se sostiene por el humor, el modo original en que están trabajadas las inversiones y la provocación no sólo a un lector niño sino también a un lector adulto.
El hipotexto al que hace referencia puede ser en parte la Caperucita de Perrault porque no aparece tan vedada la referencia sexual, ya que la niña es atrevida, muestra la panza y el lobo además es deportista.Esta niña que nos presenta el autor en este libro-álbum escapa de la imagen que teníamos de Caperucita en las versiones de Perrault y Grimm. Es una niña que no tiene miedo, está enamorada de un compañero de escuela quizás, es resolutiva y es una heroína. Pero se diferencia de la versión mencionada y se asemeja más a la versión de Grimm cuando al final la niña salva a su abuela y ambas descansan frente al fuego, tranquilas y sobre la piel del lobo. Se trataría de un final feliz, al menos para la abuela y la niña ¿y para el libro? La respuesta nos lleva a un debate profundo y esto es lo interesante de esta obra maestra, que nos interroga desde la tradición y la reescritura. ¿Qué está bien o qué está mal? Está bien que aprendamos a cuidar los libros, a amarlos pero ¿qué sucede cuando los niños ratones quieren escuchar la historia y la maestra nunca empieza a contarla, acaso no es eso terrible? La imagen final del libro prendiéndose fuego es una imagen muy controvertida ya que inmediatamente nos lleva a pensar en nuestra propia historia como sociedades y en algunas situaciones como la quema de libros durante los gobiernos dictatoriales, que no queremos que se vuelvan a repetir. Sin embargo, podemos hacer otra interpretación que tiene que ver con la idea global del libro de Brasseur y es la de la importancia de alimentar la imaginación y no perder nunca el poder de inventar.



*Valeria Allegrucci es Profesora en Letras por la UNLP y se desempeña como docente en diferentes escuelas del nivel secundario y en el Instituto Superior de Formación Docente La Anunciación. Actualmente cursa el tercer Seminario de Literatura Infantil y Juvenil dictado por Cristina Blake en la UNLP. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran reseña!