por Lic. Cristina Blake ,26 de junio de 2014
Hace unos días
volví a las letras bajo ese encuentro extraño y provocador de verlas atrapadas
en los libros de una librería. Especialmente en tres, que elegí después de
cumplir con el ritual de explorar libros en las mesas y en algunos anaqueles.
Ese mundo de las letras en libros que están en una librería se transformó como
siempre en un espacio de indagación y de tensión. Tensión porque uno desea
poseer la mayoría de ellos, y por supuesto, sabemos que es económicamente
imposible. Así que la liturgia continuó con la pesquisa entre los que te
atraen, interesan y son factibles de pagar. De a poco la primera voracidad cesó
ante el dilema de cuál comprar y por qué elegirlos: ¿por sus géneros, por los
autores que queremos indagar, por los autores que queremos reencontrar en sus
nuevas producciones, o bien, por la tentación de algún libro que entre imágenes
y palabras nos capturan?
Así quedaron en
mi nueva bolsa tres que cubrieron algunas de estas razones después de ojearlos.
Ellos son: Con todas las letras: la historia del libro del querido Istvansch, porque planteaba un
encuentro innovador acerca de lo que creemos conocido; P de papá de Isabel Martins y
Bernardo Carvalho porque el juego sintético y denso entre imagen y palabra
me impactó cuando lo vi en Roma y esperaba su traducción, y, Cocorocó de Didi
Grau y Christian Montenegro porque supuse que otra vez los colores y las
palabras retornan originales en sus desafiantes producciones editoriales. Otro
razón que tuve en cuenta es que los tres son textos publicados en Argentina
durante este año, el 2014.
Cuando regresé
a casa empecé a leerlos y como muchas veces ocurre, reconocí sin esfuerzo pero
con alto impacto que podía crear un hilván entre ellos. Y ese hilván está en
las letras como llave de acceso a la narración y a la literatura. Clave para
recuperar el poder de las letras en las palabras tanto como semas o morfemas, y
combinarse para pensar y construir nuevos discursos.
Istvansch nos
presenta a todo lector un libro que cuenta la historia del libro, con sutileza,
sencillez y con la misma rigurosidad que conocimos en los estudios de Roger
Chartier. Así, en cada página simple articula un discurso explicativo sobre la
evolución de la escritura con una letra ilustrada que en el continuum del libro sigue el orden del
alfabeto. El texto hace hincapié en el principio de la comunicación que gestó
en los hombres tantas formas diferentes desde “hablar” con gestos, con pinturas
rupestres, hasta desarrollar la escritura pictográfica, la escritura
ideográfica, la cuneiforme, la hierática, la demótica, la fonética, la
alfabética. En una exquisita combinación de letras, palabras y dibujos,
Istvansch cuenta la historia de la escritura, detalla sus diferentes soportes y
mecanismos de impresión así como sugiere a los lectores comparaciones con sus
propias maneras de acercarse espontáneamente a la escritura. Más allá de
nutrirnos con datos exiguos acerca de la historia del libro, Istvansch nos
vuelve a ubicar entre las letras para que con ellas renovemos su poder de
narrar, narrar en el tiempo la relación única que las contiene en el dibujo, el
sonido, el sentido, el registro y el valor simbólico que le ha otorgado el
hombre en su historia.
En P de
papá también este libro-álbum
juega con la letra y la palabra. Recupera desde el título el juego de la
comparación y el de la metonimia. Nos regresa a cuando se enseñan a leer y a
escribir donde la letra es vinculada con la letra inicial de una palabra bien
conocida, para permitir una asociación
nemotécnica. Desde esta fórmula Martins y Carvalho encadenan un serial de
enunciados que un niño tiene para identificar metafóricamente a su padre. Cada
página cambia el color del fondo para revelar los cambios en las expresiones
del vínculo entre un hijo y un padre. A través de una ilustración minimalista,
de trazos sencillos y figuras geométricas, se potencia y se extiende lo dicho
en palabras. Así, ante la definición de “papá abrigo” que alude, sin dudas, a
una definición esencialmente emotiva, el texto nos muestra un papá que cubre a
su hijo con su sobretodo en un día de lluvia. La propuesta nos lleva a desarmar
sentidos y revisar micro-eventos en una relación poliédrica como la de un hijo
con su padre. La clave de lectura está en romper esa identificación de la madre
como la única agente de actitudes demostrativamente afectivas. Así, P de papá invierte la representación
social por la cual la madre es portadora de la seguridad afectiva y el padre,
de la material. Les propongo, entonces, que pasen y lean P de papá para inmiscuirse en el sentido de lo profundo contenido
en cada palabra, letra por letra.
Distinguimos
con facilidad la impactante propuesta de Christian Montenegro y Didi Grau entre
otros libros, inicialmente, por la fosforescencia de los dos colores matrices,
el azul y el fucsia estridente sobre
fondo blanco. Luego, nos impactan las figuras geométricas y rígidas porque
están presentadas como impresiones de sellos a tinta. Manteniendo esta
particularidad las figuras son las mismas, pero no son idénticas porque algunas
tienen contornos más claros o bordes imprecisos, pues cada una depende de la cantidad de tinta
que el sello pudo absorber y del tipo de presión que operó al grabarlas. Entre
color e impresión las figuras son autónomas. Esta autonomía también se
manifiesta en las letras blancas que en el reverso de la tapa y en el de la
contratapa cubren un fondo rosa flúo aunque debemos observar bien porque no
siempre son letras independientes pues en algunas zonas se unen formando
palabras.
Volviendo a
las letras, la colección se denomina “Panzada de letras” y a eso nos lleva
esta propuesta estética donde letras,
onomatopeyas y palabras se disparan porque a una gallina que escribía con tinta
china se le cayó el tintero y generó un lío entre todos sus amigos. Como todos
tienen voz propia desde los pollitos, el perro, un señor, una señora, una vaca,
un gato hasta la chancha, el lío que se armó se une en una retahíla y en un
entretejido de sonidos. Con Cocorococó nos reencontramos con las
letras y su poder fónico, desde la cacofonía hasta las anáforas y las rimas que
nos atrapan en la musicalidad. Por eso, en este libro-álbum, la letra recupera
su voz y se hace polifónica, y las imágenes llegan a superponerse o
desordenarse sin perder autonomía.
Cada uno de
estos libros nos hace volver a las letras para verlas en la historia, en el
dibujo, en sus combinaciones, en sus sonoridades, en sus significados
culturales y personales. Resta sólo recorrer estos textos para volver a ellas y
encontrarlas tan conocidas como insospechadamente diferentes.
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