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27 de junio de 2014

Una caperucita roja


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Por Florencia Vicente*


"Caperucita roja" -como muchos de los cuentos populares- ha atravesado las barreras del tiempo y del espacio para llegar a nuestros días resignificada por diversos autores. Marjorie Leray es una de ellos, y nos sugiere la existencia de esa pluralidad de caperucitas desde la sutil advertencia en el título de su libro: Una caperucita roja. Una de tantas. Una que no es aquella que la tradición trajo consigo. Y esa es una pista importante para el lector que piensa embarcarse en la lectura.
 La autora parte de la caperucita de la tradición, ya sea la versión de Perrault o la de Grimm, y hace una escisión de la historia: toma el encuentro de caperucita y el lobo, el diálogo que en su versión original transcurría en la casa de la abuela y algunos elementos icónicos como la vestimenta de la niña y los rasgos exagerados del animal. Los personajes se limitan a la dupla protagonista; en cuanto a los demás, apenas se hace mención a la abuela de la niña.
El formato del libro-álbum también aumenta la distancia con la versión original. En Una caperucita roja, la historia está adaptada a un nuevo lenguaje en el cual el diseño y las imágenes dialogan con el texto, lo complementan. Este último se reduce al diálogo entre ambos protagonistas, sin un narrador que oficie de intermediario. La relación con el diseño es tal, que los turnos del diálogo están marcados por los colores que identifican a cada personaje y las variaciones en la voz están sugeridas por un juego con el tamaño de la tipografía. En cuanto a las ilustraciones, los trazos son simples y, en apariencia, descuidados; propios del mundo de los niños. El contexto es básico, consiste en un fondo blanco con alguna línea que delimita el piso. El foco está puesto en los personajes: los colores vivos los identifican y las expresiones comunican lo que el texto  no llega a codificar. La suma de estas características pone en un primer plano la interacción entre los personajes. 



Así, Leray se desvía del cuento tradicional para darle un giro inesperado hacia el final donde de repente nos encontramos con una caperucita roja que no sólo no le teme al lobo, sino que puede defenderse sola. Esta versión de la historia roza la parodia, dado que el animal es puesto en ridículo y se invierten los roles estereotipados del feroz y la ingenua.
Una caperucita roja, esta caperucita roja, deja tras de sí múltiples interrogantes: ¿fue todo parte un plan de ella o tan sólo respondió al devenir de los acontecimientos?, ¿la ausencia de un salvador es una forma de reivindicar el rol de la mujer hoy en día? El tono desafiante de la niña y la ausencia de miedo al lobo, ¿dan cuenta de una mirada más actual sobre la infancia? Las posibles respuestas están en las numerosas formas de leer este pequeño pero poderoso libro álbum.
 

Leroy, Marjorie. Una  caperucita roja. Editorial OCEANO Travesía, España, 2009.

Estudiante de la Licenciatura y el Profesorado en Letras en la UNLP. Voluntaria de la ONG TECHO y co-organizadora de las conferencias TEDxPaseodelbosque en la ciudad de La Plata. Ha participado en dos seminarios de licenciatura en Literatura para niños dictados por la Lic. Cristina Blake en la Facultad de Humanidades y Ciencias de La Educación de la Universidad Nacional de La Plata .

1 comentario:

Cristina Baroni dijo...

Me encanta ese libro y el artículo me pareció muy sugerente y acertado!
Felicitaciones a Florencia.