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Por Florencia Vicente*
"Caperucita roja"
-como muchos de los cuentos populares- ha atravesado las barreras del tiempo y
del espacio para llegar a nuestros días resignificada por diversos autores.
Marjorie Leray es una de ellos, y nos sugiere la existencia de esa pluralidad de
caperucitas desde la sutil advertencia en el título de su libro: Una caperucita roja. Una de tantas. Una
que no es aquella que la tradición trajo consigo. Y esa es una pista importante
para el lector que piensa embarcarse en la lectura.
La autora parte de la caperucita de la
tradición, ya sea la versión de Perrault o la de Grimm, y hace una escisión de
la historia: toma el encuentro de caperucita y el lobo, el diálogo que en su
versión original transcurría en la casa de la abuela y algunos elementos icónicos
como la vestimenta de la niña y los rasgos exagerados del animal. Los
personajes se limitan a la dupla protagonista; en cuanto a los demás, apenas se
hace mención a la abuela de la niña.
El formato del
libro-álbum también aumenta la distancia con la versión original. En Una caperucita roja, la historia está
adaptada a un nuevo lenguaje en el cual el diseño y las imágenes dialogan con
el texto, lo complementan. Este último se reduce al diálogo entre ambos
protagonistas, sin un narrador que oficie de intermediario. La relación con el
diseño es tal, que los turnos del diálogo están marcados por los colores que
identifican a cada personaje y las variaciones en la voz están sugeridas por un
juego con el tamaño de la tipografía. En cuanto a las ilustraciones, los trazos
son simples y, en apariencia, descuidados; propios del mundo de los niños. El
contexto es básico, consiste en un fondo blanco con alguna línea que delimita
el piso. El foco está puesto en los personajes: los colores vivos los
identifican y las expresiones comunican lo que el texto no llega a codificar. La suma de estas
características pone en un primer plano la interacción entre los personajes.
Así, Leray se
desvía del cuento tradicional para darle un giro inesperado hacia el final donde de repente nos encontramos con una caperucita roja que no sólo no le teme al lobo,
sino que puede defenderse sola. Esta versión de la historia roza la parodia,
dado que el animal es puesto en ridículo y se invierten los roles
estereotipados del feroz y la ingenua.
Una caperucita roja, esta
caperucita roja, deja tras de sí múltiples interrogantes: ¿fue todo parte un
plan de ella o tan sólo respondió al devenir de los acontecimientos?, ¿la
ausencia de un salvador es una forma de reivindicar el rol de la mujer hoy en
día? El tono desafiante de la niña y la ausencia de miedo al lobo, ¿dan cuenta
de una mirada más actual sobre la infancia? Las posibles respuestas están en las
numerosas formas de leer este pequeño pero poderoso libro álbum.
Leroy, Marjorie.
Una
caperucita roja. Editorial OCEANO Travesía, España, 2009.
* Estudiante
de la Licenciatura y el Profesorado en Letras en la UNLP. Voluntaria de la ONG
TECHO y co-organizadora de las conferencias TEDxPaseodelbosque en la ciudad de
La Plata. Ha participado en dos seminarios de licenciatura en Literatura para
niños dictados por la Lic. Cristina Blake en la Facultad de Humanidades y Ciencias de La
Educación de la Universidad Nacional de La Plata .
1 comentario:
Me encanta ese libro y el artículo me pareció muy sugerente y acertado!
Felicitaciones a Florencia.
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