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30 de junio de 2014

Volver a las letras



por Lic. Cristina Blake ,26 de junio de 2014



Hace unos días volví a las letras bajo ese encuentro extraño y provocador de verlas atrapadas en los libros de una librería. Especialmente en tres, que elegí después de cumplir con el ritual de explorar libros en las mesas y en algunos anaqueles. Ese mundo de las letras en libros que están en una librería se transformó como siempre en un espacio de indagación y de tensión. Tensión porque uno desea poseer la mayoría de ellos, y por supuesto, sabemos que es económicamente imposible. Así que la liturgia continuó con la pesquisa entre los que te atraen, interesan y son factibles de pagar. De a poco la primera voracidad cesó ante el dilema de cuál comprar y por qué elegirlos: ¿por sus géneros, por los autores que queremos indagar, por los autores que queremos reencontrar en sus nuevas producciones, o bien, por la tentación de algún libro que entre imágenes y palabras nos capturan?
Así quedaron en mi nueva bolsa tres que cubrieron algunas de estas razones después de ojearlos. Ellos son: Con todas las letras: la historia del libro del querido Istvansch, porque planteaba un encuentro innovador acerca de lo que creemos conocido;  P de papá de Isabel Martins y Bernardo Carvalho porque el juego sintético y denso entre imagen y palabra me impactó cuando lo vi en Roma y esperaba su traducción, y, Cocorocó de Didi Grau y Christian Montenegro porque supuse que otra vez los colores y las palabras retornan originales en sus desafiantes producciones editoriales. Otro razón que tuve en cuenta es que los tres son textos publicados en Argentina durante este año, el 2014.
 Cuando regresé a casa empecé a leerlos y como muchas veces ocurre, reconocí sin esfuerzo pero con alto impacto que podía crear un hilván entre ellos. Y ese hilván está en las letras como llave de acceso a la narración y a la literatura. Clave para recuperar el poder de las letras en las palabras tanto como semas o morfemas, y combinarse para pensar y construir nuevos discursos. 

 


 Istvansch nos presenta a todo lector un libro que cuenta la historia del libro, con sutileza, sencillez y con la misma rigurosidad que conocimos en los estudios de Roger Chartier. Así, en cada página simple articula un discurso explicativo sobre la evolución de la escritura con una letra ilustrada que en el continuum del libro sigue el orden del alfabeto. El texto hace hincapié en el principio de la comunicación que gestó en los hombres tantas formas diferentes desde “hablar” con gestos, con pinturas rupestres, hasta desarrollar la escritura pictográfica, la escritura ideográfica, la cuneiforme, la hierática, la demótica, la fonética, la alfabética. En una exquisita combinación de letras, palabras y dibujos, Istvansch cuenta la historia de la escritura, detalla sus diferentes soportes y mecanismos de impresión así como sugiere a los lectores comparaciones con sus propias maneras de acercarse espontáneamente a la escritura. Más allá de nutrirnos con datos exiguos acerca de la historia del libro, Istvansch nos vuelve a ubicar entre las letras para que con ellas renovemos su poder de narrar, narrar en el tiempo la relación única que las contiene en el dibujo, el sonido, el sentido, el registro y el valor simbólico que le ha otorgado el hombre en su historia.



 En P de papá también este libro-álbum juega con la letra y la palabra. Recupera desde el título el juego de la comparación y el de la metonimia. Nos regresa a cuando se enseñan a leer y a escribir donde la letra es vinculada con la letra inicial de una palabra bien conocida, para  permitir una asociación nemotécnica. Desde esta fórmula Martins y Carvalho encadenan un serial de enunciados que un niño tiene para identificar metafóricamente a su padre. Cada página cambia el color del fondo para revelar los cambios en las expresiones del vínculo entre un hijo y un padre. A través de una ilustración minimalista, de trazos sencillos y figuras geométricas, se potencia y se extiende lo dicho en palabras. Así, ante la definición de “papá abrigo” que alude, sin dudas, a una definición esencialmente emotiva, el texto nos muestra un papá que cubre a su hijo con su sobretodo en un día de lluvia. La propuesta nos lleva a desarmar sentidos y revisar micro-eventos en una relación poliédrica como la de un hijo con su padre. La clave de lectura está en romper esa identificación de la madre como la única agente de actitudes demostrativamente afectivas. Así, P de papá invierte la representación social por la cual la madre es portadora de la seguridad afectiva y el padre, de la material. Les propongo, entonces, que pasen y lean P de papá para inmiscuirse en el sentido de lo profundo contenido en cada palabra, letra por letra.
 
 Distinguimos con facilidad la impactante propuesta de Christian Montenegro y Didi Grau entre otros libros, inicialmente, por la fosforescencia de los dos colores matrices, el azul y el fucsia  estridente sobre fondo blanco. Luego, nos impactan las figuras geométricas y rígidas porque están presentadas como impresiones de sellos a tinta. Manteniendo esta particularidad las figuras son las mismas, pero no son idénticas porque algunas tienen contornos más claros o bordes imprecisos,  pues cada una depende de la cantidad de tinta que el sello pudo absorber y del tipo de presión que operó al grabarlas. Entre color e impresión las figuras son autónomas. Esta autonomía también se manifiesta en las letras blancas que en el reverso de la tapa y en el de la contratapa cubren un fondo rosa flúo aunque debemos observar bien porque no siempre son letras independientes pues en algunas zonas se unen formando palabras. 
Volviendo a las letras, la colección se denomina “Panzada de letras” y a eso nos lleva esta  propuesta estética donde letras, onomatopeyas y palabras se disparan porque a una gallina que escribía con tinta china se le cayó el tintero y generó un lío entre todos sus amigos. Como todos tienen voz propia desde los pollitos, el perro, un señor, una señora, una vaca, un gato hasta la chancha, el lío que se armó se une en una retahíla y en un entretejido de sonidos.  Con Cocorococó nos reencontramos con las letras y su poder fónico, desde la cacofonía hasta las anáforas y las rimas que nos atrapan en la musicalidad. Por eso, en este libro-álbum, la letra recupera su voz y se hace polifónica, y las imágenes llegan a superponerse o desordenarse sin perder autonomía. 

 
Cada uno de estos libros nos hace volver a las letras para verlas en la historia, en el dibujo, en sus combinaciones, en sus sonoridades, en sus significados culturales y personales. Resta sólo recorrer estos textos para volver a ellas y encontrarlas tan conocidas como insospechadamente diferentes. 

29 de junio de 2014

Auditorio de Belgrano-Buenos Aires



FUNCIONES:
Domingo 29 de Junio a las 18hs.
Domingo 6 de Julio a las 18hs. 





 ENTRADAS Plateas: $ 250, $ 200 y $ 150.- Pullman: $ 100.-

Informes y Reservas al 4304-2613 y 4304-8834 o
reservas@ensamblelirico.com.ar
(sistema de entrega de entradas a domicilio sin cargo)

ASOCIACIÓN ENSAMBLE LÍRICO ORQUESTAL
Es una Asociación Civil sin fines de lucro integrada por instrumentistas de las Orquestas Sinfónica Nacional y Filarmónica de Buenos Aires (entre otros organismos), pianistas y destacados cantantes líricos. Su objetivo principal es promover el desarrollo y difusión de la cultura musical, lírica y teatral en todas sus manifestaciones, a través de la realización y producción, por sí misma o por medio de terceros, de diversas actividades artísticas y educativas: Óperas, Espectáculos Líricos, Conciertos Sinfónicos, de Cámara, Cursos especializados y Seminarios de perfeccionamiento. Asimismo colabora y asiste a entidades artísticas y artistas del interior, ayudándolos a concretar proyectos, establecer una actividad continuada y desarrollar redes de colaboración y circuitos artísticos. En 2010, la Temporada que presentó en el Teatro del Globo fue reconocida por el crítico Juan Carlos Montero del Diario La Nación como uno de los diez hechos destacables en Música Clásica de ese año. Y este año, ha recibido el Premio Estímulo de la Asociación de Críticos Musicales de Argentina por la labor de la Temporada 2011. Para tener mayor información visite el sitio www.ensamblelirico.com.ar, o escriba a ensamble@ensamblelirico.com.ar o llame al 4304-2613 para dejar su mail y recibir directamente la información de todas las actividades. 

Informes al 4304-2613
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Mas info:

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27 de junio de 2014

El pequeño libro rojo de Philippe Brasseur


3-
Por Valeria Allegrucci*



Este libro-álbum publicado por la editorial Océano Travesía es una reescritura en forma de parodia del cuento tradicional de Caperucita Roja. Cuando decimos parodia, nos referimos a una transformación que reinterpreta a un texto original, en este caso, en clave cómica, con un humor llevado al extremo a través de las inversiones. Una primera inversión evidente es que en esta reescritura el protagonista es el libro. El pequeño libro rojo nos cuenta una o dos historias. De un lado una maestra ratona a punto de empezar a leerles un cuento a sus alumnos ratones y hablándoles sobre el cuidado de los libros. Por otra parte, una niña que lleva un libro a su abuela, que en el camino se encuentra con el lobo y ya veremos cómo ese libro la terminará convirtiendo en una heroína cuando salva a su abuela.
En principio, nos resulta provocativo el hecho de que la niña utilice las páginas del libro para juntar moras o que termine arrojando el libro al fuego pero cuando volvemos a leer, nos damos cuenta de que el autor desde la contratapa viene advirtiendo “almas sensibles y amantes de las historias abstenerse” y también desde el epígrafe comprendemos un poco más, así dice: “El único verdadero poder revolucionario es el poder de inventar” (Joseph Beuys). Brasseur nos podría estar sugiriendo que de algún modo la historia de Caperucita Roja ya la sabemos todos, en definitiva, “la historia está quemada”, haciendo alusión a la parte final, entonces, inventemos nuestras propias historias. De todos modos creemos que la parodia se sostiene por el humor, el modo original en que están trabajadas las inversiones y la provocación no sólo a un lector niño sino también a un lector adulto.
El hipotexto al que hace referencia puede ser en parte la Caperucita de Perrault porque no aparece tan vedada la referencia sexual, ya que la niña es atrevida, muestra la panza y el lobo además es deportista.Esta niña que nos presenta el autor en este libro-álbum escapa de la imagen que teníamos de Caperucita en las versiones de Perrault y Grimm. Es una niña que no tiene miedo, está enamorada de un compañero de escuela quizás, es resolutiva y es una heroína. Pero se diferencia de la versión mencionada y se asemeja más a la versión de Grimm cuando al final la niña salva a su abuela y ambas descansan frente al fuego, tranquilas y sobre la piel del lobo. Se trataría de un final feliz, al menos para la abuela y la niña ¿y para el libro? La respuesta nos lleva a un debate profundo y esto es lo interesante de esta obra maestra, que nos interroga desde la tradición y la reescritura. ¿Qué está bien o qué está mal? Está bien que aprendamos a cuidar los libros, a amarlos pero ¿qué sucede cuando los niños ratones quieren escuchar la historia y la maestra nunca empieza a contarla, acaso no es eso terrible? La imagen final del libro prendiéndose fuego es una imagen muy controvertida ya que inmediatamente nos lleva a pensar en nuestra propia historia como sociedades y en algunas situaciones como la quema de libros durante los gobiernos dictatoriales, que no queremos que se vuelvan a repetir. Sin embargo, podemos hacer otra interpretación que tiene que ver con la idea global del libro de Brasseur y es la de la importancia de alimentar la imaginación y no perder nunca el poder de inventar.



*Valeria Allegrucci es Profesora en Letras por la UNLP y se desempeña como docente en diferentes escuelas del nivel secundario y en el Instituto Superior de Formación Docente La Anunciación. Actualmente cursa el tercer Seminario de Literatura Infantil y Juvenil dictado por Cristina Blake en la UNLP. 


Una caperucita roja


2





Por Florencia Vicente*


"Caperucita roja" -como muchos de los cuentos populares- ha atravesado las barreras del tiempo y del espacio para llegar a nuestros días resignificada por diversos autores. Marjorie Leray es una de ellos, y nos sugiere la existencia de esa pluralidad de caperucitas desde la sutil advertencia en el título de su libro: Una caperucita roja. Una de tantas. Una que no es aquella que la tradición trajo consigo. Y esa es una pista importante para el lector que piensa embarcarse en la lectura.
 La autora parte de la caperucita de la tradición, ya sea la versión de Perrault o la de Grimm, y hace una escisión de la historia: toma el encuentro de caperucita y el lobo, el diálogo que en su versión original transcurría en la casa de la abuela y algunos elementos icónicos como la vestimenta de la niña y los rasgos exagerados del animal. Los personajes se limitan a la dupla protagonista; en cuanto a los demás, apenas se hace mención a la abuela de la niña.
El formato del libro-álbum también aumenta la distancia con la versión original. En Una caperucita roja, la historia está adaptada a un nuevo lenguaje en el cual el diseño y las imágenes dialogan con el texto, lo complementan. Este último se reduce al diálogo entre ambos protagonistas, sin un narrador que oficie de intermediario. La relación con el diseño es tal, que los turnos del diálogo están marcados por los colores que identifican a cada personaje y las variaciones en la voz están sugeridas por un juego con el tamaño de la tipografía. En cuanto a las ilustraciones, los trazos son simples y, en apariencia, descuidados; propios del mundo de los niños. El contexto es básico, consiste en un fondo blanco con alguna línea que delimita el piso. El foco está puesto en los personajes: los colores vivos los identifican y las expresiones comunican lo que el texto  no llega a codificar. La suma de estas características pone en un primer plano la interacción entre los personajes. 



Así, Leray se desvía del cuento tradicional para darle un giro inesperado hacia el final donde de repente nos encontramos con una caperucita roja que no sólo no le teme al lobo, sino que puede defenderse sola. Esta versión de la historia roza la parodia, dado que el animal es puesto en ridículo y se invierten los roles estereotipados del feroz y la ingenua.
Una caperucita roja, esta caperucita roja, deja tras de sí múltiples interrogantes: ¿fue todo parte un plan de ella o tan sólo respondió al devenir de los acontecimientos?, ¿la ausencia de un salvador es una forma de reivindicar el rol de la mujer hoy en día? El tono desafiante de la niña y la ausencia de miedo al lobo, ¿dan cuenta de una mirada más actual sobre la infancia? Las posibles respuestas están en las numerosas formas de leer este pequeño pero poderoso libro álbum.
 

Leroy, Marjorie. Una  caperucita roja. Editorial OCEANO Travesía, España, 2009.

Estudiante de la Licenciatura y el Profesorado en Letras en la UNLP. Voluntaria de la ONG TECHO y co-organizadora de las conferencias TEDxPaseodelbosque en la ciudad de La Plata. Ha participado en dos seminarios de licenciatura en Literatura para niños dictados por la Lic. Cristina Blake en la Facultad de Humanidades y Ciencias de La Educación de la Universidad Nacional de La Plata .

23 de junio de 2014

Había otra vez..."Caperucita Roja"


Inauguramos desde hoy un recorrido de Reseñas que irán apareciendo por aquí como producto del riquísimo intercambio que se desplegó en el marco del Seminario de Grado "La enseñanza de la literatura para niños " (UNLP, 2014) a partir de la propuesta de exploración, análisis teórico y reflexiones críticas en torno a las reescrituras/ versiones  (de nunca acabar!) de "Caperucita".

Cada texto se podrá encontrar también en  la sección "Reseñas" 

  

1-LA NIÑA DE ROJO


 Por Prof. en Letras Jorgelina Guzzo*


Con La niña de rojo, historia e ilustraciones de Roberto Innocenti y escrito por Aaron Frisch, nos acercamos a una lectura del cuento tradicional “Caperucita Roja”, adaptado a un contexto nuevo, actual y contemporáneo.
El libro comienza con la voz narrativa de una abuela, que va a “tejer” un relato a un grupo de niños que la acompañan. Este relato enmarca otro por esta presencia que aparenta ser virtual, ya que brilla con luz propia y tiene un tamaño especial, como si se tratara de un holograma.
La narración se inicia en un bosque, en este caso de cemento, gris y triste, donde habitan seres alienados que viven su vida sin relacionarse socialmente . 
Por este bosque transita Sofía, quien siguiendo los pasos de la Caperucita clásica se lanza a la aventura de recorrerlo cargando con el mandato materno de no salirse del camino ni hablar con extraños.
Durante su viaje es acechada por las variadas tentaciones que le ofrece el camino: vidrieras, propagandas, magia, música, gente. Sofía camina velozmente tratando de no distraerse, pero es difícil, hay colores, imágenes, todo un mundo que la cerca, caótico, desigual y peligroso. Su “mochila” le pesa, recuerda las palabras de su madre y camina. Pero cede a la tentación y, en este caso, se sube a la moto de un desconocido. Un supuesto cazador bueno que aparece cuando ella está en medio del peligro.
Con él parte tranquila, pero le dura poco. El ahora cazador la abandona y, como el lobo de Perrault, al dejarla, acorta el camino.  Mientras, Sofía camina por el propio hacia la seguridad de la casa de su abuela.
Las imágenes que siguen (casi sin texto), son de una contundencia impactante: la moto – la casa cerrada – el motoquero, ahora transmutado en lobo – la policía.  Por otro lado, una mamá sola, en la noche, que espera…
El libro respeta los elementos básicos del hipotexto conocido (la abuela enferma, el bosque oscuro, el lobo malo, la nena de rojo) pero les da un giro:  adolescencia  de hoy, en la "selva" de cemento, expuesta a los peligros actuales.  

 A través de imágenes cargadas de indicios y sugerencias- coloridas, atrapantes, seductoras y repletas de vida- se actualiza el texto clásico, a la vez que se abren nuevas lecturas colmadas de efectos y gradaciones simbólicas para los lectores de hoy.
 El relato propone dos finales: uno, el de Perrault, donde se cierra el relato enmarcado con esa abuela que ya ha tejido una chalina larga;  y otro, el final propuesto explícitamente como una salida “mágica”, imaginada, fuera ya del marco del relato que nos acerca la versión de los hermanos Grimm y donde tiene lugar una posible lectura optimista, porque “no todos los finales tienen que ser los que nos acaban de contar…, a veces, las estrellas pueden brillar más… cuanto más oscura sea la noche”.


* Jorgelina Guzzo es Profesora en Letras por la UNLP y se desempeña como docente en el nivel medio del Colegio María Auxiliadora de la Ciudad de La Plata (Bs. As, Argentina). Cursa el seminario "La enseñanza de la literatura para niños " (UNLP, 2014).